06 Mocomoco, 25 de octubre de 2004

Una semana muy original:

Para empezar en la ciudad de La Paz las cosas se pusieron un poco feas, el martes y el miércoles los mineros bloquearon la ciudad pidiendo un salario digno, claro que asustan un poco porque mientras se manifiestan prenden dinamita, y claro quien juega con dinamita pasa lo que pasa, un minero perdió la mano y otro debía estar tan harto de la vida que se rodeó el estómago de dinamita y la hizo explotar. Uno tiene que estar muy desesperado para hacer eso. La ciudad intentaba seguir funcionando como si nada pasara, pero verte rodeado de la policía antidisturbios por todas partes da una sensación un poco extraña, es como si todo estuviera en una relativa paz pero la gente está muy cansada de la corrupción y la explotación.
Para evitar que nos bloquearan en la carretera salimos a las cuatro de la mañana, en esta ocasión no llevaba una alfombra más larga que mi coche sino dos frigoríficos de 14 pies de altura en la camioneta, más que un coche parecía un barco velero. Para colmo ¡como no!, había que pinchar, menos mal que esta vez no conducía yo porque voy a pensar que tengo el gafe del pinchazo. Ahora llevo dos ruedas de repuesto. Hubo suerte, y como habían llegado a un acuerdo con el gobierno no bloquearon carreteras. A la llegada a Mocomoco de nuevo me esperaban los niños, voy a empezar a pensar seriamente que estos niños tienen un sentido especial para saber cuando llego, claro que de nuevo me ayudaron a descargar los aparatos. Tendrían que ver cómo se pelean por ayudarme a llevar las cosas, que bonito.
La nota negativa es que me ha llegado una carta de “Ayuda contra el Hambre” de Puerto Rico, la asociación a la que pensaba pedir alimentos, en donde se pide que se aclare un envío de 2.500 dólares que no se han justificado, he investigado, y descubro que el antiguo alcalde tenía una guardería en Mocomoco que ya no existe, el tipo se queda con la plata. Digamos que es un corrupto a todos los niveles que se aprovecha de la ayuda que viene de cualquier lado, sobre todo de Europa, porque ahora tiene un proyecto de salud en el que recibe a voluntarios de Europa, he logrado hablar con una doctora que lleva tres meses en Bolivia de ese proyecto y la criatura está engañada, me decía que se volvía a su país porque así no se puede trabajar. El corrupto en cuestión recibe plata a mares de organizaciones de Europa pues sabe presentar bonitos proyectos pero luego justificará como le de la gana. Para no variar a mí me ha querido vender la moto ofreciéndome becas de estudio para jóvenes, pero acá uno aprende rápido que nadie regala algo por nada, si te doy un favor ya te lo cobraré cuando menos te lo esperes. Yo le he mandado la carta de “Ayuda contra el hambre” pidiéndole que justifique ese dinero, porque yo voy a escribir y cuando vean guardería de Mocomoco como no se haya justificado me van a dar, ya saben…. El P. Francis me dice que bienvenido al juego de la lucha contra los corruptos. Pero es que la cosa de corruptos no acaba ahí, pues el proyecto de ganado resulta que el ingeniero que lo hizo, para empezar no es ingeniero sino técnico, y luego tiene a su espalda una cuenta de 20.000 dólares que justificar, ahora normal que esté interesado en nuestro proyecto, pues manejamos una cantidad de 40.000 dólares que han llegado de Italia para comprar el ganado. Hemos tenido una reunión de catequistas de toda la parroquia y los 35 se le han tirado al cuello, yo en plan diplomático, pero por dentro me decía ¡con nosotros la llevas clara! Niños de la Comunidad AGIAL
La reunión de catequistas ha durado todo el sábado y la mañana de domingo, decir que hemos sintonizado muy bien, son catequistas sencillos pero salvo un par de ellos son responsables y hay unos diez que están conmigo a lo que sea. Claro que acá no te fías ni te sombra, pero estos me dan buena señal. Para empezar los catequistas no me piden plata, y eso es todo un logro, me piden que visite las comunidades. Les he dado una charla sobre lo que significa ser catequista, y creo que hemos sintonizado. Yo en mi línea, les hablo claro, y les digo que tenemos que ser ejemplo en nuestra comunidad, que somos los modelos, que la gente nos mira y nos analiza. Y les he dado las gracias por su trabajo gratuito, todo un ejemplo en este país.
La nota superpositiva ha sido que el viernes cuando llegaba la hora de la catequesis y esperaba a los 53 niños resulta que han aparecido 70, menos mal que ya tengo tres jóvenes que me ayudan uno de 14, y dos chicas de 17 y 18 años, sin ellos me encontraría desbordado. Y por lo que veo el número va a seguir subiendo. Yo sabía que en España tenía un don para los niños, pero acá Dios se está portando muy bien. La misa diaria es preciosa, los niños vienen como un reloj, y claro acá la puntualidad es un desastre pero estos pequeños me están sorprendiendo. Cantamos en la misa, leen las lecturas, y contestan a casi todo, es una maravilla. Los adultos eso sí, a su bola, porque siguen sin aparecer, y para colmo empiezan a aparecer las envidias de los profesores que dicen que los niños vienen a misa y no hacen la tarea. Claro que a la profesora en cuestión le hable con una sonrisa pero muy clarito. Después de la misa del viernes y sábado sigo poniendo películas para los niños, y claro aparecen más niños y algunos adultos, total que hoy eran unos 100.
Por un lado estoy feliz porque las cosas van marchando bien, pero por otro lado empiezan a aparecer los primeros problemas. Yo tengo claro que voy a seguir a mi paso porque así lo he hecho toda mi vida, y no pienso cambiar ahora, quien esté conmigo adelante, y quien no lo esté que me deje trabajar a mi manera.
Por último, he pensado que los niños de Mocomoco cuando empiece a funcionar la guardería van a comer bien y van a tener juguetes, pero en las comunidades tengo niños muy pobres, por eso he pensado reunirme con los catequistas cada dos meses o menos y darles alimentos para las familias más necesitadas, o incluso llevarlo yo mismo, claro que eso supone muchos kilómetros de caminos. Veremos la mejor manera de llevarlo adelante, pues hacer más guarderías lo veo poco viable de momento. Ya se que quien abarca mucho poco aprieta, pero no logro olvidarme de los niños tan pobres de algunas comunidades. Y algo hay que hacer. Niños de la Comunidad MILLUNI.
Por cierto, hoy he descubierto que tengo tres comunidades más lejos que donde fui la última vez, están en la mismísima frontera con el Perú, esas son las comunidades que están a 5000 metros de altura y dejadas de la mano de Dios.
Lo cierto es que ahora cada semana empieza a pasar demasiado deprisa, que graciosa es esta vida, hace tan solo un mes cada semana era un mundo, ahora mi agenda empieza a estar repleta. La gente ya me ha bautizado con el nombre del padre dinámico, me resulta gracioso porque cuando estaba en Cochabamba ya me lo dijeron. El P. Aníbal me llama el pirata español, porque donde voy conquisto, lo dice porque las hermanas de Calcuta me reclaman, las vicentinas quieren que viaje hasta Santa Cruz para dar charlas, las vicentinas de El Alto me piden para los jóvenes, de hecho llevaré una convivencia el próximo fin de semana para 90 jóvenes. Es decir, que trabajo no falta.
Y por último, respecto del tema de salud creo que todo va bien, porque ya no duele la cabeza cada vez como más patata y maiz, y ya no hago tantos ascos a la comida, pero es que comer papa envuelta en pelos de llama es muy fuerte (La gente lleva la papa hervida envuelta en piel de llama porque así se mantiene caliente), pero a todo se acostumbra uno, claro que cada día añoro más la comida mediterránea, porque comer pescado acá es todo un lujo, y la carne se ve de ciento en viento, lo que daría por un chuletón de ternera, y no digamos el jamón serrano, claro que unas lentejas con chorizo, seguro que Esaú era un español en Bolivia, por eso vendió la primogenitura por un plato de lentejas. Esto es para que aprecien lo que tienen todos los días. Porque acá la comida de la clase media, que es pobre, es monotemática, sopa, papa, arroz y yo me suelo comprar plátanos u otra fruta porque sino el estómago se resiente mucho. Claro que viendo la pobreza que me rodea doy gracias a Dios porque yo puedo comer todos los días, y tomo mi leche aunque sea en polvo y mi fruta, etc… vamos que soy un privilegiado. Eso lo tengo claro.
Unidos en la oración. P. Diego J. Plá cm