12 Mocomoco, 6 de diciembre de 2004

 

“Dejad que los niños se acerquen a mi”:

 

El lunes 30 de noviembre hice las compras alimenticias para la guardería, sinceramente sale caro esto de echar a andar una guardería. Después del susto a la hora de comprar la comida me di cuenta que en mi todoterreno no podía llevar todo así es que agarré la camioneta con sus 245.000 km y se puse en marcha a Mocomoco. Los sacos de arroz, harina, azúcar etc… hacían que la camioneta no tuviera mucha estabilidad, así es que con tranquilidad me propuse llegar a la hora que fuera. Llegué tarde a las 9 de la noche, nunca se me había echo tan largo el camino. Mientras avanzaba hacia mi destino pensaba, ¡y ahora cuando llegue! ¿como voy a descargar los sacos de 50 kg?, pues un par de ellos no hay problema, pero 11 eran muchos para volver a descalgarlos. Pero como siempre estos niños no dejan de sorprenderme, me estaban esperando en la plaza, total que se peleaban por descargar los sacos. Me llamó la atención como se cargaban a la espalda esos pesados sacos unos chiquillos de 13 y 14 años.Mariela y Norma en la Guarderia. En estos tres meses en los que he ido amueblando la guardería no han fallado nunca y por supuesto no lo iban a hacer ahora, sabían que llegaba a la tarde, pero no la hora en concreto, pero ellos estaban allí, esperando.

 

Me levanté pronto porque había que ultimar algunos detalles. La cocinera y demás empleadas ya estaban a las 7:15 a.m. esperándome a que abriera. Hemos dado el desayuno escolar a 80 niños de 5 a 12 años. Leche con chocolate y un pan. Mi gran sorpresa es que los niños no están acostumbrados a tomar leche, no tienen el estómago preparado ya que ellos suelen desayunar un café con agua o un tecito. Los niños estaban sorprendidos por lo del desayuno, se les había convocado a las 8 de la mañana y a las 7:30 ya estaban esperando. Me he alegrado porque se les veía felices, con tan poco.

 

A las 8:30 estaba fijada la hora de entrada de los niños de la guardería, de nuevo excepto tres todos han sido puntuales, empezamos bien. Los niños de 1 a 4 años han tomado su desayuno y de nuevo el tomar leche se les hacía extraño. Hemos jugado y en el almuerzo de nuevo sorpresa. Les hemos preparado una sopa y un segundo, la sorpresa consiste en que en primer lugar se tiraban como descosidos a por la carne, y en segundo lugar que no están acostumbrados a comer tanto. Después muchos se han dormido, algunos en mis brazos. Más tarde de nuevo hemos jugado y han reído de lo lindo, claro que no faltaba alguno que se quería ir con la mamá, pero al empezar a jugar se han olvidado. Muchos de los niños lo que querían era como todos los niños atención y cariño. Tanto es así que al final he terminado agotado de jugar con ellos, y dar besos y abrazos. A las cuatro han venido a recogerlos puntualmente, hemos limpiado y fin del primer día de guardería.

 

Después he celebrado la misa y cuando leo el evangelio, miércoles de la primera semana de adviento, me encuentro con que es el texto de la multiplicación de los panes y los peces, vaya casualidad. Por eso quiero dar las gracias a todos los que desde España han hecho posible este sueño de tener una guardería y de dar el alimento necesario a estos niños. Creo que el verdadero milagro de la multiplicación es este, el poder compartir algo de lo que tenemos y que a estos niños los va hacer felices, y va a contribuir a un crecimiento en salud acorde a su edad.

 

El P. Aníbal cuando estaba cargando el coche me dice que estaba destinado a venir aquí, porque echar a andar la guardería en tan poco tiempo es que esta era mi obra. Y el P. Francis dice que ahora ya no me va a llamar el misionero top model sino el misionero Virgen Milagrosa porque cree que todo ha sido un pequeño milagro en tan poco tiempo. Eso sí, me avisan que pare mi ritmo de trabajo porque me puedo quemar. Hoy el P. Francis ha tenido un bonito gesto ha traído a 15 niños de su guardería a media mañana para la inauguración, nos han echado confeti Desayunoy hemos tomado un refresco. Sencillo pero bonito.

 

En el segundo día de guardería ya hemos dado 90 desayunos a niños de 5 a 12 años porque si dijéramos de más edad sin lugar a dudas que aparecerían muchos más, pero de momento creo que debemos de estabilizarnos, valorar el gasto y luego ya veremos si se puede ampliar. En el día de hoy he jugado de lo lindo con los niños sobre todo con aquellos que veía más tristes, o aquellos que decían “quiero ir con mamá”. Eso sí, se han reído como nunca, algunos me decían “ya vale padre, no más” y es que les he hecho cosquillas a morir, total que los pobres reían como nunca. Por cierto, de momento soy fiel al proyecto de que coman al menos una pieza de fruta al día, en esta ocasión hemos preparado un licuado de plátano con leche. Al acabar la guardería me encuentro con los otros niños que esperan para la misa y para la película. Digamos que de ocho a ocho estoy con niños, si hay que tener paciencia en Bolivia con la gente, con los niños se supone que más, pero no es así con ellos es diferente. Al acabar la misa me han rodeado y me seguían a la casa unos cuarenta niños y jugaban a ver quien me daba la mano o me agarraba. Lo cierto es que los veo felices incluso con un punto de locura.

 

Hoy sábado siendo fiel al programa he visitado tres comunidades que de las que se encuentran más lejos de la parroquia. Lo cierto es que salí a las siete de la mañana y he regresado a las 10 de la noche, echo en falta mi todoterreno porque la camioneta tiene una suspensión bastante deficiente y acaba uno con un dolor de espalda tremendo. Al llegar a la primera comunidad me he encontrado un cartel de bienvenida sobre un fondo de un aguayo, tela típica boliviana, ha sido un detalle muy bonito. He tenido cuatro matrimonios y siete bautizos. En la segunda comunidad de nuevo he tenido cuatro bautizos y en la tercera comunidad un matrimonio y cinco bautizos. Me alegro porque cuando hablé con los catequistas les dije que prepararan a la gente para los sacramentos y se ve que lo están haciendo. Lo que si puedo decir es que la sencillez de los matrimonios llama la atención bastante, pues el convite como todos conocemos en este caso consiste en compartir la comida que han traído todos. Pero hablando de bautizos tengo programado para Navidad unos 50 bautizos en Mocomoco, el secretario dice que esta “full” la cosa, a mi me alegra que los niños y jóvenes se quieran bautizar, pero sobre todo me alegra que los matrimonios quieran regularizar su situación. Yo creo que ahora se está viviendo un poco de obsesión en la parroquia, hacía mucho tiempo que la gente se encontraba un poco alejada de la parroquia y de golpe parece que hay una fiebre por volver, espero que dure.

 

Hoy domingo de nuevo la iglesia vuelve a estar llena de gente e incluso hay gente a fondo que se queda de pie. Si al principio venían sobre todo la gente de las comunidades ahora al unirse sobre todo los adultos de Mocomoco la iglesia también empieza a estar “full”. Después de misa he invitado a unos 30 niños a media empanada y un vaso de refresco, total la invitación me sale por un par de euros y pasamos un rato divertido. Doy gracias a Dios porque parece que todo va marchando bien poco a poco. Incluso los jóvenes se han ofrecido a hacer el belén, ellos dicen el pesebre, pero el hecho de ofrecerse es muy positivo.

 

Por último decir que he creado un coro de niños, bueno claro está que no son los niños cantores de Viena pero no se cansan de ensayar, de repetir una y otra vez. Estamos preparando para la Navidad la canción de José Luis Perales “Que canten los niños”. Además, vamos a hacer un belén viviente con los niños de catequesis, incluso ya se han ofrecido a traer las ovejas y el burro.

 

Unidos en la oración