14Mocomoco, 20 de diciembre de 2004.

 

“Caminando juntos”:

 

Este es el lema de la XI Asamblea diocesana de la diócesis de El Alto. Los cuatro primeros días de esta semana hemos estado reunidos unas 400 personas, sacerdotes, hermanas, y laicos, catequistas y voluntarios que trabajamos en la diócesis de El Alto. Hemos revisado la marcha de la diócesis y apuntado nuevos retos. Ha sido una experiencia muy bonita, y a mí me ha servido para darme a conocer. Para empezar el obispo me dijo “sal al ruedo y preséntate”, ¡total que dicho y hecho!, salí al ruedo e hice el saludo de los toreros cuando ofrecen la faena, al obispo le dejé sin palabras y eso que habla en todo momento. Después el obispo me invitó a desayunar con él, con el Nuncio y con el secretario de la Conferencia Episcopal. El P. Aníbal me dice que me cuido muy bien yo solito, que se me relacionar. No lo sé, pero el caso es que el obispo me pide que le de mi experiencia de la Asamblea , claro que en estos terrenos hay que moverse con un poquito de diplomacia, porque te votan del país en cuanto te descuides. O sino te matan literalmente como ha pasado en la parroquia colindante a la mía. Han matado a un hombre y con tres mil bolivianos se ha pagado a la policía y demás organismos y todo listo. Aprovechando la Asamblea hemos estado hablando los sacerdotes y hemos visto como desaparecen personas y nadie dice nada por temor. Hablaba con un sacerdote italiano y me decía que tenía un gran problema de conciencia. Cierto si te metes te juegas la vida literalmente y por desgracia la vida acá vale bien poco. Pero muerto de nada vales a los pobres, o sea que habrá que seguir trabajando y teniendo mucha vista porque los tiempos no son bastante buenos para hacerse los mártires, pero aquí visto lo visto si quieres puedes ser mártir en poco tiempo. Ahora entiendo los problemas de conciencia de los sacerdotes, habrá que hacer mucha oración y pedirle a Dios que nos ayude porque esto no va bien.

 

El viernes de regreso a la parroquia nos hemos puesto a ambientar la iglesia y a seguir ensayando el belén viviente, me ha hecho mucha ilusión ver que los niños se sabían el papel y lo ilusionados que están. He comprado dos árboles de Navidad para la entrada de la iglesia, los más baratos por supuesto, y a los niños le han encantado. Y yo me encuentro más feliz porque por primera vez los adultos han ganado en número a los niños en misa, el caso es que la iglesia empieza a estar casi llena a diario, Dios nos sigue bendiciendo.

 

La parte triste es que he podido comprobar que tengo niños con tuberculosis, algunos de ellos tienen tres años. Y es que la falta de alimento y sobre todo de vitaminas es cruel. Por eso les digo que no tengan el menor remordimiento de enviar dinero para Bolivia porque estos niños necesitan comer y de paso medicinas que no pueden pagar, tal es así que en Mocomoco ni siquiera hay farmacia, supongo que si alguna vez hubo debió de quebrar por falta de venta. Ahora que se acerca la Navidad, o que ya está aquí digamos que Jesucristo viene a liberarnos, a nosotros de nuestro materialismo y consumismo y a estas pobres gentes a liberarlas de su pobreza, que paradigmas tiene esta vida. Hoy he cenado con varios niños porque sabía que se acuestan sin cenar y hoy no estaba dispuesto a que pasara por eso les he invitado y de paso yo no cenaba solo. Veía la felicidad escrita en sus caras, les he preparado un huevo frito y unas salchichas y de postre les he preguntado, ¿queréis un tecito o un vaso de leche? se han mirado y yo ya sabía que querían un vaso de leche, me da mucha tristeza ver el hambre de estos niños, y no quiero pensar en el derroche que se hace de comida en estos días en Europa. Ahora entiendo cuando en teología se dice que los pobres claman a Dios por la injusticia y que Dios no permanece sordo a su plegaria. Yo se que soy un instrumento de Dios para que este clamor no sea vano.

 

Hoy visité una nueva comunidad, gracias a Dios se llegaba en coche, aunque cada vez los caminos se están poniendo más feos, llueve demasiado y hay partes donde el coche lo pasa bastante mal, tengo que tener cuidado para no quedarme enganchado en el barro. Pues bien al visitar esta nueva comunidad el catequista me ha dicho que los niños de Mocomoco tienen desayuno diario pero que los niños de las comunidades están más necesitados y que no reciben ninguna ayuda, le he dicho que tiene razón pero que voy a ayudar durante este mes de enero a las familias más pobres de las comunidades con alimentos. He echado cálculos y de momento con la plata que tengo poco puedo hacer más que dar una pequeña ayuda a estos niños y ancianos. Les puedo asegurar que cada euro que recibo lo invierto en comida, y de ello da fe mi espalda ya que de cargar y descargar los sacos la pobre se está resintiendo bastante. Jamás pensé en mis años de seminarista que terminaría cargando sacos de comida.

 

Me siento feliz por la parte de la guardería porque hemos logrado que este mes de diciembre 40 niños de 1 a 4 años tomen su desayuno, almuerzo y merienda de forma regular y que estén tomando fruta una vez al día. Es curioso que la gente del pueblo dice que los niños de la guardería empiezan a estar más gordos que el resto, aunque hablar de gordura es una alegoría, pero cierto que a algunos se les nota más rellenos sobre todo a los más pequeños. Y también estoy contento porque poco a poco empiezan a tolerar la leche los niños de 5 a 12 años que vienen al desayuno parroquial de lunes a viernes, actualmente se da de desayunar a unos 80 niños.

 

Si puedo seguiré comprando esos pequeños juguetes para poder entregar esta navidad a los niños, pues una docena de pequeñas barbies, cuestan unos 40 bolivianos, o sea unos 5 euros, y a igual me sale comprar los camiones y cochecitos. Cierto que si logro que al menos cada niño tenga un juguete me daré por satisfecho, aunque quisiera poder comprar algunos zapatos y a ser posible algunos abrigos porque hace frío y los niños no tienen abrigo, como máximo usan un jersey o una rebeca, pero cuando llueve, y la época de lluvias ya está aquí, no tienen nada para ponerse. Buscaré en La Paz en una especie de rastro a ver si me dejan a buen precio los abrigos.

 

Son muchas las necesidades y poca la plata que hay, pero habrá que hacer la multiplicación de la plata, por supuesto que con su ayuda, porque sin ella no hay nada que hacer, salvo anunciar la Palabra de Dios a unos estómagos vacíos. Soy vicentino, o sea que mi carisma es la evangelización integral de los pobres de cuerpo y de alma, por eso en esta Navidad le pido al Niño Dios que nos ayude a todos a llevar a cabo esta misión, les aseguro que desde España están haciendo una labor insustituible, puesto que yo seré las manos pero ustedes son los que me llenan esas manos para que yo pueda repartir.

 

Les deseo de todo corazón y añorando el turrón y demás dulces navideños que Dios nos traiga la paz tan ansiada en nuestro mundo y unos hogares cristianos donde verdaderamente reine el amor y la justicia.

 

Feliz Navidad desde Bolivia.