18 Mocomoco, 27 de enero de 2005.


Hace ya unos días que estoy en la parroquia, a mi vuelta tuve que parar el coche agarrar la pala y ponerme a alisar un poco el camino porque el coche no pasaba, menos mal que no llovía mucho pero tuve que arreglar unos 100 metros de camino y la experiencia físicamente ha sido un poco agotadora, la misión exige saber de todo un poco.

Estos dos últimos días han sido especialmente bonitos en convivencia con los niños, para empezar todo el sábado hemos estado en las aguas termales pasando el día. El coche iba a tope de niños, de hecho he llevado a dos en la parrilla (baca), una vez que iba con el coche hasta arriba me pararon dos hombres y me pidieron que les llevara, yo les dije que no podía que no tenía sitio, me dijeron: en la parrilla podemos ir, esta vez como el trayecto era corto hasta las aguas termales ya que es bajada hasta el río no hay problema en llevarlos en la parrilla. Hemos comprado pan, unas latas de pescado y con un poco de cebolla hemos preparado unos bocadillos, por sus caras he notado que se lo han pasado a lo grande en la piscina. Quizá os preguntéis si llueve ¿Cómo es que van a las aguas termales?. Pues sencillo porque Mocomoco está a 3.600 metros de altura, y las aguas termales están a 3.000 metros, agarramos un camino opuesto al que lleva a la Paz y si no llueve, que este era el caso, al estar el agua bien caliente no hay problema.


Hoy domingo de nuevo la iglesia ha estado llena, ya es normal que los domingos se llene, ahora celebramos la misa en aymara y en español, a medias todo, y así nadie se queja. Lo que más me gusta es lo fuerte que cantan los niños, hace unos meses casi no se les escuchaba y ahora tengo que decirles que no canten tan fuerte, pero le ponen pasión a los cantos y eso me encanta. Después de la misa hemos preparado unos sándwiches de carne y queso, y hemos almorzado 15 en total, y es que por lo que sería cuatro euros se prepara todo. Ellos me ocupan literalmente la casa, van a comprar mientras yo atiendo a la gente y preparan la comida, después se pelean por lavar los platos, claro que hoy no había mucho que lavar. A la tarde hemos ido a jugar al fútbol a la cancha, chicos contra chicas, yo me puse en el lado de las chicas para equilibrar un poco. Lo hemos pasado bien, al final del día hemos visto un video. Total que a veces pienso que si en el Evangelio dice que el Reino de los cielos es para lo que son como los niños yo espero estar acercándome un poco ya que algo se me pegara de estar todo el día con ellos. Lo que si es bonito es que se pelean por darme la mano, caminar de la mano a mi lado, a veces me gustaría tener más manos, algunos me agarran del jersey, son tremendos, otros sin que yo les diga nada se acercan, me abrazan y me dicen, “ mi padrecito”.Juancillo


Hoy pasó una anécdota un poco original, he estado cuidando de forma especial a una niña de dos años que está bastante malita y los padres parecen un poco dejados, total que ha estado todo el día conmigo, los demás niños me han dicho que porqué no la adopto que yo la trato mejor que sus padres. A esta niña le he enseñado a dar besos, ahora le pides un beso y te lo da, antes nada de nada, pero me sigue llamando la atención su mirada profunda y triste. Los hermanos me dicen que cuando no hay guardería quiere ir donde el padre y ellos le explican que hoy no hay guardería pero al final la terminan trayendo a la casa. Los hermanos me han dicho que su mamá no tiene plata, cierto que los niños están vestidos pero sus ropas muchas veces están rotas. Siento una especial predilección por estos niños, siempre que puedo les invito a comer carne, cuando hay, y les doy unas galletas para que lleven a casa, aparte de darle la dosis de cariño que se les nota que le falta.


Esta mañana al llegar a la guardería ya había un grupo de niños jugando y esperando el desayuno, al verme se han abalanzado literalmente y me han rodeado y abrazado, yo me he arrodillado para poder abrazarlos mejor y hemos hecho literalmente una piña, ha sido algo tan bonito porque me besaban y abrazaban felices, ha sido como un gran regalo al empezar el día, así da gusto levantarse por la mañana. Yo poco a poco los voy acostumbrando a dar besos y abrazos pero que saliera tan natural de todos ellos me ha emocionado. Muchas veces cuando paso al lado de los niños, por ejemplo en la comida, me extienden el brazo para que los toque o les haga alguna caricia.


Hoy como es 31 de enero tocaba pagar a las empleadas, al finalizar el horario de la guardería les he dado su sueldo y todas me han dicho “gracias padre”, yo les he dicho que es su dinero por su trabajo, pero ellas se muestran muy agradecidas, me tratan con un gran respeto. En este país el respeto es un valor que se enseña desde pequeños, se les inculca que hay respetar al otro, yo quisiera que poco a poco el respeto fuera más allá y llegara al amor al prójimo, pues todavía queda mucho para alcanzarlo.


Como anécdota graciosa decir que entre todos hemos enseñado al perro a sentarse, el perrito tiene dos meses, va con la guardería, y desde que tenía uno yo le decía “sit” y el perro claro ni caso, hoy se lo dije y se sentó, los niños se reían porque ha obedecido, claro que luego todos como locos le decían “sit” para que el perro respondiera a la orden, pero yo creo que no quiere que nos emocionemos, pero luego ya tranquilos responde y se sienta. Y ya que hablamos de animales contemos toda la historia, he comprado dos cerditos, ya hace un mes, total que como comen lo que sobra de la guardería y demás despojos se están poniendo bastantes gorditos, el caso es que ya me han llegado ofertas de que quieren comprarlos. La idea de comprar los cerdos ha sido porque hemos pensado que cuando crezcan, por supuesto, nos los comemos y así el gasto en carne en la guardería puede disminuir a la vez que garantizamos la carne por un tiempo. Ahora estamos pensando en comprar gallinas y una vaca, yo de momento me resisto un poco, porque jamás pensé que una guardería traía adjunta la granja de San Francisco.


Hoy de nuevo el día apareció lluvioso y triste, o sea que había que ponerle un poco de alegría, total que me fui a la guardería y me puse a jugar con los niños, a hacerles cosquillas hasta decir basta, las risas de los pequeños llama mucho la atención en esta tierra porque no es muy común verlos sonreír, en esto que llegó el ingeniero esloveno que colabora con el P. Francis y nos fuimos a mirar el puente que va a la zona de las aguas termales, y cual es nuestra sorpresa cuando lo examinamos que descubrimos una gran grieta y un pequeño derrumbe en la parte trasera. Mocomoco se encuentra a media hora de distancia y en medio de dos puentes que se están cayendo pensé para mis adentros, o se arreglan en menos de un año o tendré que cambiar el coche por un helicóptero porque sino va a ser imposible salir. Ciertamente esta región es de lo último de Bolivia nadie se preocupa de ella, total queda demasiado lejos de La Paz. Pastorcilla


Volviendo a casa he visto a una niña que tendría que estar en la guardería y hace unos días que no la veo, me paro y ella me dice ¡hola padre! Yo le pregunto ¿que haces? ella me dice ¡cuido de las ovejas! Dios mío, aparte de tener cuatro años, estaba lloviendo, ella con un plástico se cubría, yo le he dicho que la espero mañana en la guardería y que quiero hablar con sus padres. Hay cosas que nunca entenderé.


Por la tarde hemos celebrado la eucaristía y aunque éramos pocos las voces de los niños retumbaban en la iglesia, ha sido una eucaristía en la que hemos cantado de todo y con tanta alegría que daba gusto estar juntos. Después de la película hemos tenido cena europea, digo esto porque aparte del ingeniero y un servidor ha venido la doctora suiza. Les he preparado una sopa y unos huevos con chorizo español, lo del chorizo es que encontré en La Paz un hombre que viaja a España y trae comida y bebida típica de nuestra tierra. La visita de la doctora se debía a que andaba un poco baja de moral ya que ha tenido dos experiencias un poco duras. En primer lugar porque se ha encontrado en las comunidades a niños desnutridos con sus estómagos como pelotas de fútbol, y en segundo lugar porque ha descubierto que una madre ha matado a su niño, un bebé de cuatro meses ahogándolo en un bidón. Sabemos que hay casos de abortos con hierbas que ellos mismos se preparan, pero también sabemos de casos de bebés que han desaparecido al cabo de los meses, dicen que estaban enfermos y que han muerto, pero los doctores dicen que los niños no estaban enfermos como para morir.
Ahora que se acerca carnaval es para echarse a temblar pues de nuevo la gente se va a emborrachar y se harán locuras, al final como siempre pagarán los más débiles, en este caso los niños. El alcohol que se toma aquí es el de curar, o sea el de 90 grados, vamos una locura. Por un boliviano te dan un bote de unos 20 cl, lo se porque una vez compré uno para bajarle la fiebre a una niña. Lo que es más triste es que los niños se dan cuenta de todo incluso en la guardería los pequeños hablan de que sus papás estaban borrachos.
Voy a probar tener reuniones con los padres de los niños de la guardería para intentar transmitirles unos mínimos valores, porque dos niños de 4 y 5 años no pueden discutir en la guardería cual de sus papás estaba más borracho en la pasada navidad. Yo en mi oración le pido a Dios que me de paciencia.



El día de hoy ha sido bastante intenso a la vez que agotador físicamente, pues hemos estado arreglando las dos palmeras de la entrada de la iglesia y el jardín de la casa. Del jardín entendía un poco pero del arte de manejar el machete con las palmeras he tenido que aprender. En esta semana mis manos han experimentado una pequeña transformación, digamos que han quedado atrás las manos de señorito que he tenido hasta ahora. Estaba sentado y una niña al ver mis manos me decía que ya no sirven, que estaban heridas.
Yo siempre he dicho que uno tiene que mirarse las manos porque en ellas se refleja la vida que lleva, que son como un mapa que te recuerda por donde has caminado. Muchas veces me miro las manos y me pregunto ¿qué has hecho con estas manos hasta ahora? Y es que siempre me llamó la atención la idea de que somos instrumentos de Dios, y en concreto hace dos años estando en Radio María en Cochabamba (Bolivia) dando un testimonio misionero nos dijeron que éramos las manos de Dios, aquello se me quedó grabado, porque lograr entender el misterio de que Dios se puede estar sirviendo de uno para reconstruir este mundo me parece algo maravilloso. El misterio radica en cómo Dios se puede estar sirviendo de mí sabiendo que yo soy libre y dueño de mis actos, la dificultad radica en saber cual es la voluntad de Dios, y en qué ocasiones coincide con la mía. Hoy mi oración es muy sencilla, le pido a Dios que me enseñe cual debe ser mi modo de actuar en estos momentos concretos en los que el entendimiento parece entender poco de lo que sucede alrededor.


7 de febrero de 2005.

Llevamos ya dos días de carnaval y esto es peor de lo que me imaginaba. En la homilía del domingo les insistí en que tuvieran cuidado con el alcohol, pero se ve que me han hecho poco caso. La situación es que el domingo a la tarde estuvieron bailando y bebiendo, los niños jugaban con globos de agua a mojarse. Lo que me sorprendió es la manera de beber hombres y mujeres, al caer la tarde estaba casi todo el mundo borracho, y claro el espectáculo era patético, la gente borracha y muchos discutiendo y peleando y en medio los niños jugando y corriendo con los globos de agua. Al día siguiente he estado con un grupo numeroso de niños supongo que porque sus padres seguían bebiendo y se habían olvidado de que tenía niños, claro que en la cultura aymara los niños pintan bien poco. A la tarde he preparado unos juegos para los niños porque me daba tanta pena verlos así de dejados, al final hemos preparado un chocolate con galletas y cada uno a su casa. Los pocos adultos que estaban sanos me decían que cuantos hijos tiene el padre. Lo cierto es que me dan mucha pena los niños, y lo peor es que esta situación va a durar toda la semana.


Entretanto me han traído a una niña de seis meses que pesa cuatro kilos, debido a que su mamá no tiene leche y aparte de que la familia es bien pobre, viven en una casa semidestruida. Uno de los hermanitos es como un animalito, viste una especie de camisón y al intentar ponerle unos pantalones no ha parado de llorar y de revolcarse, les he dado de comer y eso era todo un espectáculo. En primer lugar le he dado el plato a la madre y dos de los hijos se han puesto a comer con las manos del plato de la madre, supongo que no sabían que ellos también iban a tener un plato aparte. Sus caras de felicidad lo decían todo. Se que hay muchos niños en las comunidades que lo están pasando muy mal y la guardería queda lejos de sus comunidades. Me he llegado a plantear la idea de hacer de la guardería un internado para la niños de lunes a viernes, así los niños de las comunidades podrían beneficiarse de los alimentos, claro que esto supondría un nuevo sueldo y más gasto en alimentos. Esta idea la tendré que madurar un poco más, pero algo habrá que hacer con esos niños desnutridos.

También he conocido a Juancillo es un hombre muy pobre, además tiene un bofio pronunciado. Estaba sentado a la puerta de la iglesia como sólo habla aymara he utilizado a los niños como interpretes, vive solo y no tiene nada de nada, le he dado arroz, azúcar, y café, el hombre se mostraba agradecido, cuando le he dicho que era el padre, en aymara “tata cura”, se sentía como orgulloso, me agarraba mi mano con sus dos manos e inclinaba la cabeza.

Hoy hemos challado los coches y las casas, ¿en qué consiste challar? Pues digamos que es como algo parecido a una bendición, durante toda la mañana hemos adornado el coche con globos, serpentinas, etc… y luego hemos arrojado sobre el azúcar, arroz y unas bolitas de colores que no se lo que eran, y por supuesto cerveza, a falta de champán. Por la tarde he preparado unos juegos de agua ¡y mira que hacía frío! pero aquí pesa más la tradición que el tiempo. Algunos tiritaban y yo pensaba ¡estos se me mueren de frío! Pero claro como estaban tan metidos en el juego, pues nada, adelante. Estos aymaras son bastante duros. Además la conjunción globos y agua es demasiado fuerte para ellos. Después he invitado a los niños a un chocolate con galletas y todos contentos.Pascual


Hoy es miércoles de ceniza, por la mañana me invitaron a lo que sería una graduación de un soldado del pueblo pero no he ido porque de nuevo se bebe de lo lindo y no me agrada. Estaba preparando unas charlas que me han encargado para dar en la diócesis en torno al tema de la eucaristía y me llaman porque necesitan mi cámara de fotos porque hay una mujer en el hospital que ha sido golpeada por su marido. He ido personalmente y vaya experiencia más impotente, pues la mujer tenía sus ropas llenas de sangre, los ojos rojos, y la cara y las piernas con heridas. El marido estaba borracho y la ha golpeado sin piedad. No es la primera vez que lo hace, la mujer tiene miedo, y claro a ¿quién denunciar? La policía queda demasiado lejos, en todo caso habría que denunciar a las autoridades indígenas, conocidas como “mallku”, lo gracioso del asunto es que su marido es una de las autoridades. Volviendo a casa con la rabia en el cuerpo me encuentro a una de las cuidadoras de la guardería y le cuento que han golpeado a una mujer, y ella me dice que su marido también la golpeaba, que se escondía debajo de la mesa y le rogaba que no le pegara más, este individuo además pegaba a los niños, el caso es que el señor se murió y ella me decía “ahora estoy tranquila”.

Ciertamente en esta zona la mujer se encuentra como en tantos sitios de nuestro mundo desprotegida y expuesta al abuso del hombre. Si no es bastaste soportar la pobreza, y el trabajo exhausto todo el día, además se le añade el maltrato del marido. A veces pienso de donde sacan las fuerzas para vivir cada día. Pero sobre todo pienso en el sufrimiento que no puede ser inútil de tanta personas, un sufrimiento que parece que nunca vaya a tener término, nos queda tanto para vivir como hermanos, sentir al otro verdaderamente como tu prójimo, como un sujeto al que hay que amar y no matar ya sea lenta o rápidamente. Doy gracias a Dios que yo he podido elegir libremente estar al lado de los que sufren pero habiendo recibido cariño y amor de los que estaban a mi lado. Cuando miro a los niños no quiero ni imaginar las situaciones que tienen que sufrir en su casa.

He percibido como niños han visto a sus padres totalmente borrachos y peleándose entre sí. En nuestra sociedad cuando los hijos vienen al mundo ocupan un lugar prioritario en la escala de valores de la familia pero aquí la escala de valores está demasiado volteada. Yo hablo con los niños y trato de hacerles ver que no está bien lo que está pasando, que ellos tienen que ser más listos y no cometer los errores de sus padres, el tiempo dirá si los hijos de la pobreza se convierten en los padres de la pobreza, si los hijos abandonados por el alcohol se convierten en los padres que abandonarán a su hijos, si los hijos que están siendo golpeados se convertirán en los maltratadotes del mañana. Es mucho el trabajo que queda por hacer y a veces no me gusta que sea tanto porque te hace sentir tan pequeño y tan impotente que sólo te queda abandonarte en las manos de Dios y pedir que él haga gran parte del trabajo.

Hoy pasó algo realmente, ¿cómo decirlo? Extraño, extraordinario, sorprendente, esperanzador, no sé difícil de calificar, pues en la misa de la tarde había un hombre que nunca había visto anteriormente, estaba sentado al final de la iglesia, y yo al verlo si sexto sentido me dijo que algo estaba pasando. Al finalizar la misa se acercaron la doctora y su novio y me dijeron, ¡él es el que pegó a su mujer! ¡al menos tiene conciencia! A mi no me dio tiempo a alcanzarle porque los niños al terminar la misa me rodean y hacen que coja en brazos a los pequeños, yo sólo le vi ya salir de la iglesia, pero en mi mente quedaba el interrogante, ¿por qué ha venido a misa? ¿será que en el fondo es verdad que todos tenemos una conciencia que nos dice lo que está bien de lo que está mal, será que nuestro corazón por duro que parezca estar sabe cuando hace mal y necesita pedir perdón? Acabamos de comenzar la cuaresma, un tiempo en el que se nos da la oportunidad de convertir nuestro corazón, nunca es tarde para cambiar nuestro corazón, por eso yo le pido a Dios que obre el milagro de cambiar el corazón de este hombre.


Ya estoy de nuevo en El Alto y he pasado dos días en una reunión de la diócesis, he estado hablando del tema de la eucaristía a los catequistas, sacerdotes y hermanas de la diócesis, al final el obispo me ha no mbrado encargado de la formación y de la liturgia, supongo que ese era el pago a las conferencias. Me han pedido que hable en las parroquias pero si de por sí hay demasiado trabajo supongo que habrá que organizarse. Llegando al Alto me he acordado de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta y he pasado a visitarlas para saludarlas y para ofrecerme a celebrarle la misa estos días, se han alegrado y me han pedido que las acompañe alguna noche en las calles del Alto, porque ellas no pueden salir solas es muy peligroso, el tema consiste en ir a buscar niños, bebés, que pueden estar en los contenedores o en la calle abandonados. Cada vez esta situación se está volviendo más común por lo que me cuentan. La situación más o menos es la siguiente: en nuestras parroquias del campo, de las montañas ciertamente que no hay futuro, entonces los jóvenes optan por ir a la cuidad y a veces encuentran trabajo y otras terminan en la prostitución. No estamos hablando de 10 0 100 casos sino de miles porque la población en El Alto está creciendo de una manera exagera según las últimas encuestas. En la reunión que hemos tenido hemos hablado los párrocos que llevamos las zonas de las montañas y el campo y todos hemos coincidido en que es mucha la población que está migrando a la ciudad, de hecho se ha creado un equipo para ver cómo se puede solucionar el problema. El obispo nos ha informado que n estos últimos meses 25.000 bolivianos han marchado a España. Sé que es cierto porque hace un mes pasé por la embajada de España y las colas esperando un visado eran enormes. Ciertamente que la situación en Bolivia no anda nada bien.

Unidos en la oración