25 Mocomoco 7 de abril de 2005:

El sol siempre vuelve a salir:

El jueves a las seis de la mañana partíamos desde el Alto para los pueblos de las montañas y llegaba a Humanata, la parroquia del P. Aníbal, porque está en Cochabamba en la asamblea de la Familia Vicenciana. Total que esta semana me encargo de las tres parroquias, nunca pensé que iba a ser párroco de una parroquia, de otra en funciones hasta que llegue otro padre y de otra en sustitución, menos mal que esto último es sólo por esta semana. Pero como siempre digo cuando las cosas se hacen por Dios él nunca falla y camina a nuestro lado dándonos las fuerzas necesarias. A la noche llegaba a Mocomoco después de pasar por Italaque y de nuevo estos niños no paran de sorprenderme. Estaba cansado porque el día había sido largo, pues bien al llegar empezaron a gritar “ha venido el padre” y en un momento había unos veinte niños y unos diez jóvenes para darme la bienvenida. Da gusto llegar a casa y que te reciban así. El seminarista que está conmigo me dice que nunca había pensado que los niños me tenían tanto cariño.

El viernes me levanté para supervisar el desayuno escolar que ahora se suele dar a unos sesenta niños, y después me metí en la guardería y me puse a jugar con los niños pues hacía tiempo que los tenía un poco descuidados y no jugaba con ellos. Los pequeños me decían que fuera a jugar con ellos, yo les dije que si estaban preparados, me descalcé para entrar en la moqueta y me puse como un niño más a inventar historias de policías y ladrones, esta terapia es de lo más sano del mundo, reír con ellos, hacerles cosquillas, rodar y dejar que se echen encima de uno, es sumergirse en el mundo de la fantasía y por un momento olvidarse de los problemas del mundo.con Betty

A la tarde tuve una experiencia encantadora: Hay un anuncio de Manaco, que es una tienda de zapatos de Bolivia, y muestra a un niño suizo feliz abrazando su primer par de zapatos, siempre miré este anuncio y me causó impresión, pero jamás pensé que yo podría hacer que un niño se sintiera así, pero la vida está llena de sorpresas gratas y desagradables, después de la experiencia dura de perder al P. Francis el Señor me está regalando pequeñas gotas sanadoras del corazón. La tarde del viernes puse a los niños de la guardería en fila y les iba probando zapatos y ropa que la Hermana Adelina me había dado en Cochabamba. Al sacar las albarcas (sandalias con suela de neumático y dos tiras de cuero) de los pequeños pies de estos niños y ponerle zapatos me daba cuenta que estaba pasando algo mágico, o como le dice Dios a Moisés, “descálzate que el terreno que pisas es sagrado”. Los niños se apoyaban en mi hombro mientras entraban sus pies en los zapatos, su caras eran de asombro, al primer niño después de ponerle sus zapatos me dijo “gracias padre”, lo maravilloso es que este niño sólo habla aymara y escuchar estas palabras viniendo de el en español me llegaron al corazón. Se iban con sus albarcas en la mano y mirando al suelo a sus zapatos. Uno dijo, son mis primeros zapatos y otro dijo, yo tenía zapatos pero siempre rotos, nunca nuevos. El caso es que estos zapatos no son nuevos, digamos que tienen poco uso, son de segunda mano, pero para ellos son como si fueran nuevos. A los niños que no les encontraba su número les daba un par de calcetines y también se iban felices. Es que aquí no suelen utilizar, o si los tienen están llenos de agujeros.
           
            A las seis de la tarde estaban convocados los niños y jóvenes para comenzar el catecismo después de los meses de vacaciones, mi sorpresa es que hay nuevos niños y sobre todo un grupo de jóvenes de 15 a 18 años que empieza a ser numeroso. Algunos no están bautizados y ninguno ha hecho la primera comunión. Lo más original es que unos cinco vienen de la Iglesia Luterana. Después del catecismo tenemos la misa que cada vez es más participada por los adultos, es sorprendente que la iglesia está casi llena en una misa de diario. Después les he puesto una película y nos hemos reído mucho, porque había una escena en la que se estaban dando un beso los protagonistas y los hermanos mayores le tapaban los ojos a los pequeños y me decían que pasase la escena, era sólo un beso, yo me reía y ellos me decían que esas cosas no se saben ver.

Hoy sábado he ido a visitar dos comunidades de la parroquia de Italaque y me han acompañado un joven y tres niños. Esto ya es una norma, siempre que visito comunidades se pelean por venir conmigo, y eso que nos toca andar montaña arriba montaña abajo, y encima ahora cargados con juguetes, pero ellos nunca dejan que yo lleve nada, y sino los catequistas de las comunidades me esperan hasta donde llega el coche y ahí me cargan todo lo que llevo. Poco a poco subo mejor las montañas y no se me hacen tan cuesta arriba, noto que mi capacidad pulmonar va en aumento, pues camino como ellos y descanso cuando ellos, y eso que ellos están acostumbrados a caminar por estas montañas.

A media tarde volvíamos y nos hemos encontrado con un coche que se había plantado en el barro, les hemos ayudado a intentar salir pues tenía dos ruedas metidas hasta la mitad en el barro. Hemos llegado justos para la misa, y de nuevo estaba casi llena, con niños, jóvenes y adultos. Y después como siempre hemos visto una película en plan cine total, con pantalla y altavoces grandes.

El domingo salimos en coche para la misa de nueve de la mañana en Italaque y luego rápidamente volver a Mocomoco para las once. Después hemos cocinado para los niños, para unos 35 “Arroz a la cubana” bueno aquí dicen arroz cubano, pero es lo mismo, ellos han traído un huevo, y el resto lo he puesto yo, el arroz y la papa, pues ahora en todas las comunidades que visito me regalan la patata. Después hemos salido para una comunidad cercana, donde hemos repartidos juguetes a los niños, la muñeca a las niñas y el camioncito a los niños. A la vuelta la familia de la niña que llevé al neumólogo me invitó a cenar, era su manera de agradecerme lo que había hecho por su niña. La casa era de lo más humilde, una sola habitación, que hacía de cocina, salón y dormitorio a la vez. Dia del niño.

El lunes ha sido un día normal, de trabajo en la guardería y de poner un poco en orden el jardín pues los rosales ya los tengo a tres metros de altura y había que podar, sí o sí, como dicen aquí. A la tarde hemos celebrado la misa de nuevo casi llena la iglesia, ya no tengo que poner música por los altavoces ni nada por el estilo, ahora recuerdo como hace ocho meses atrás celebraba con diez personas, y me río. Después de la misa les he puesto la “historia interminable” y entonces es cuando he tenido la experiencia del día. La semana pasada llevé a una niña al traumatólogo para que le miraran una pierna, hay que operar. La madre ha venido a hablar y le he contado la situación, me ha pedido que le ayude, pero la manera de pedirlo ha sido lo que me ha sobrecogido, llorando se ha puesto de rodillas y me ha agarrado la mano y en aymara me pedía que ayudara a su niña, que poco a poco me iría trayendo patata, maíz, lo que pudiera, yo le he dicho que le de las gracias a Dios que es Él quien la está ayudando. La he levantado y llorando me abrazaba. Fríamente yo sólo soy un mediador entre Dios, el prójimo al que ayudamos y ustedes que me envían el dinero y hacen posible que yo lleve a la niña a operar. El viaje del miércoles lo aprovecharé para llevar a un niño de cuatro años que lleva desde que yo vine tosiendo y me temo lo peor, pues le llevo observando en la guardería y se agota muy pronto. He hablado con los padres, y me dicen que le han puesto inyecciones pero que no ha funcionado, se les nota angustiados, el papá se vendrá conmigo y haré que lo miren a fondo para ver como arreglamos lo que tiene.

Mañana en Bolivia 12 de abril es el día del niño, he comprados dulces y galletas para festejar ese día. A los niños de las guarderías les he comprado unos gorritos de cartón y unas bolsitas de colores que llenaré con dulces y pequeños regalos. Estoy ilusionado con el día de mañana.

El primer descubrimiento en este día 12 de abril “Día del niño” es que con un globo son felices y pueden estar jugando durante horas, mientras preparábamos la decoración les hemos dado unos globos y estaban felices jugando con ellos. Les hemos puesto los gorros y la serpentina por el cuello y ha sido algo especial. Nos hemos puesto a bailar haciendo música con la boca porque la electricidad se ha vuelto a ir, pero no hay problema, algunos niños han agarrado un balón y lo han utilizado de tambor, viva la creatividad. Antes de irse le hemos invitado a gelatina y magdalenas más su bolsa respectiva de dulces y se han ido felices, venían me daban un beso y se iban, para mí el mejor regalo, incluso un niño de 3 años que no habla con nadie se ha acercado se me ha quedado mirando y luego se ha ido, yo entiendo esto como un gracias.

Esta mañana nos levantamos a las seis y media para poder llegar pronto a La Paz, y al salir del pueblo me encuentro con mi amigo José Luis de unos 12 años que iba a recoger a la mula, me ha saludado de lejos y cuando estaba agarrando la cuerda de la mula se le ha enganchado el pie en la cuerda, la mula ha empezado a correr y lo ha tirado al suelo, ha empezado a arrastrarlo, el gritaba con angustia ¡padre,padre! He parado el coche y he salido corriendo, la mula lo arrastraba por el camino, hemos logrado agarrar la cuerda y que parara de arrastrar al niño, ¡Dios mío que momentos de angustia!. Le he revisado de arriba abajo y no tenía nada roto, un milagro porque ha sido arrastrado unos 60 metros en estos caminos, eso sí, tenía raspado todo su cuerpo. Después cuando he vuelto al coche para seguir el camino no se me iba de la cabeza los gritos y la expresión de su rostro.

Al llegar al Alto hemos ingresado a la niña y la han operado esta tarde, todo ha ido bien gracias a Dios, y al pequeños Griver lo ha visto el neumólogo y dice que tiene enfermedad en los bronquios y duda de que pueda haber algo de tuberculosis, de momento vamos a intentar curar lo de los bronquios y esperar que no sea la tuberculosis. El médico me ha dicho que con otro colega quieren ir a Mocomoco y revisar a los niños, es estupendo que esto haya nacido de él, porque me va a facilitar el trabajo y así se podrá examinar a todos. Es el segundo médico que va a venir a Mocomoco a mirar a los niños, yo les he dicho que ya me encargo yo de llevarlos y traerlos y de darles alojamiento.

Unidos en la oración