49 Mocomoco, 3 de septiembre de 2006.

 

“Decíamos ayer”:

 

Esta frase la considero apropiada pues en dos meses no he podido escribir un correo narrando las innumerables experiencias que he vivido en este tiempo, pero como dicen por acá “me van a disculpar”.CINTA con jóvenes, voluntaria en BOLIVIA. Esta vez me centraré en el mes de agosto por la intensidad que ha tenido. Llegaron las españolas, Cinta y Yoli y al día siguiente me las llevé para Mocomoco, sabiendo el riesgo que corrían de sufrir el mal de altura, pero el trabajo estaba ahí y no se podía esperar más. Llegamos a la misión el 6 de agosto, día de la patria en Bolivia, y justo estaban los desfiles patrios de los niños y adultos.

 

En su visita han podido de nuevo comprobar la dureza física de esta misión donde caminar 100 metros a 4.000 metros se convierte en un desafío, donde la calidad de la comida se reduce al arroz y la patata, y donde el frío no tiene que envidiar nada a los inviernos de Burgos. El equipo de voluntarios con Diego, y un grupo de jóvenes bolivianos.

 

Su presencia ha supuesto un impulso para la misión, pues cada día se llenaba de niños el salón para realizar actividades, incluso el catecismo que se había estancado en número ha vuelto a subir. Gracias a ellas pudimos llevar adelante dos fiesta para niños, una en el altiplano para unos 100 niños y otra en Mocomoco para los niños del valle a la que acudieron casi 300 niños, vamos una locura, pero de las benditas. También pudimos realizar la excursión parroquial a la ciudad de la Paz, donde visitamos el zoológico y un parque interactivo para niños. No podemos olvidar que tuvimos por segundo año consecutivo las comuniones de los niños que llevaban preparándose dos años, y los bautizos en los que cada una tuvieron sus ahijados respectivos. En las visitas a las comunidades se pudo descubrir la pobreza en la que se encuentran, es de destacar la importancia de tener esa mirada que descubre la pobreza física e interior, yo creo que tener esa mirada es un regalo de Dios y que muy poquita gente tiene. Es mirar y descubrir los agujeros en la ropa, o los pies descalzos, o las miradas tristes y profundas que revelan una situación de pobreza detrás que la provoca. Es estar cercanos, tocar, palpar sentir la pobreza y la miseria en el hermano, esa que yo no nunca sentiré porque nací en mi querida España, pero que he y han querido estar cerca de esa pobreza que humaniza, que te ablanda el corazón y te hace sentir una de las experiencias más bonitas que puede sentir el ser humano, la compasión. Claro que la compasión a veces va con las amigas las pulgas, pues la verdadera compasión no es hablar de los pobres y de lo buenos que tenemos que ser con los pobres, es estar al lado de ellos, y es que la pobreza tiene poco de romántico pero mucho de bello. Sinceramente creo que tener esta experiencia hace que la vida se vea de otra manera, que lo accidental y accesorio es eso, y que lo primordial en la vida se reduce al amor.

 

Ha sido un mes muy intenso, con muchas actividades, y ha supuesto un gran impulso para la misión, desde aquí quiero de nuevo daros las gracias por venir a este rincón olvidado de Bolivia para compartir lo que sois y lo que tenéis. Yo no lo puedo ocultar, desde que os dejé en el aeropuerto ya os estoy echando de menos, las noches de nuevo vuelven a estar vacías, y añoro las conversaciones compartiendo las experiencias del día. El pequeño Ronaldiño, o como le llaman los niños, Ronaldito, y yo de nuevo hombro con hombro, la criatura crece por fin y engorda de acuerdo a su edad. Es un tipo muy listo, en cuanto ve a una mujer le tiende los brazos para que lo alce, y tiene robado el corazón a medio pueblo, pues sonríe a todo el mundo. Lo que resulta original es que cuando vienen los paceños besan al niño, claro que jamás se produciría la situación de que un paceño besara y alzara en sus brazos a un campesino, pero este niño está bajo la sombra del padre y eso le hace diferente.

 

Acabamos de celebrar la fiesta de la Virgen, y ahí es cuando uno se da cuenta de la fe tan infantil que tiene esta gente, bueno más que fe yo diría según lo que estudié que es idolatría, pues aparecen tanto del pueblo como de la ciudad de la Paz a honrar a la Virgen cuando el resto del año no se acuerdan que la pobre, porque era pobre y campesina, también debe de estar presente en sus vidas. Yo creo más bien que es una excusa para emborracharse y montar la fiesta. La pena que con la fiesta llega el abandono de los niños, las palizas al a mujeres, etc… Una mejor me decía llorando que ya se había cansado de que su marido la tratase peor que al perro. Otra vino anoche con los dientes rotos pidiendo ayuda, y así un sin fin de historias a las que uno no se acostumbra porque es imposible, pero que muchas veces se siente impotente. Lo bueno es que pude sacar a los jóvenes de la escuela de fútbol a participar en La Paz en los juegos interdepartamentales, lo bueno que los chicos se han quitado de el medio, y que han adquirido experiencia al enfrentarse a las selecciones de la Paz, El Alto, etc… y lo mejor de todo es que las chicas perdieron la final por 2-1 y aunque no podrán representar al departamento de La Paz para ellas es como si hubieran ganado. Los otros participantes me cuentan que se reían de ellos por venir del campo, pero mis chicos y chicas no han ganado porque como siempre hay manos ocultas, vamos como al atleti toda la vida, que impiden que los humildes estén donde se merecen, pero bueno,Diego, con jóvenes bolivianos. el susto se lo hemos dado, porque para ser la primera vez que participamos y quedamos segundos creo que es un gran logro. En resumen, que los jóvenes estaban fuera del pueblo en la fiesta y los niños andaban todo el día conmigo, almorzando, merendando y cenando, vamos que la parroquia se ha convertido en estos días en un hogar para niños abandonados por sus padres fiesteros. Cuando los paceños se iban, me dijeron que qué pena que el pueblo se quedaba vacío, yo les dije que no, que ahora era cuando nos quedábamos a gusto., bueno como siempre, haciendo amigos por doquier.

 

Por último una pequeña anécdota, se me acerca una mujer y me dice que hace 19 años que no viene por Mocomoco, y yo le pregunto que dónde ha estado y me dice que en España, yo le digo que si en Madrid, me dice que sí y le pregunto que donde vive, y la seora me dice que en el barrio de Usera, mira que este mundo es grande, y la señora de Mocomoco va a vivir en Carabanchel donde yo me crié, vamos que de casualidades está el mundo lleno.

 

Por cierto, no quiero olvidar a Merche y a Supersol por darnos tantos abrigos y ropa que vestirán a estos niños en este duro invierno que estamos pasando. Las aspirinas y el paracetamol se me están acabando, pues la gripe está atacando muy fuerte a estos niños, y vienen a la parroquia en busca de medicinas.

 

“Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”

Diego J. Plá cm

 

Diego_pla@hotmail.com

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