51 Mocomoco, 4 de Febrero de 2007.
 

Cuando se acaban los retos se acaba …

 
El evangelio de hoy decía “rema mar adentro”, bueno más bien es Jesús el que pide a esos discípulos temerosos que se lancen sin miedo al inmerso mar del mundo para ser pescadores de hombres. Siempre me llamó la atención esta expresión puesto que en mi vida fui encontrándome gente que verdaderamente se estaba ahogando en el mar del mundo, y que muchas veces lanzaban un SOS sin que ningún barco llegara a rescatarlos. Ese SOS lo identifico yo cuando en la Biblia se habla del clamor de los pobres, un clamor gritado a los cuatro vientos con la esperanza de que al menos el Creador pueda escucharlo y no sienta demasiada vergüenza de ver lo que un día creó, o mejor dicho de lo que su maravillosa criatura ha hecho y hace cada día. Albertina Quispe y Diego Plá
 
Hoy de nuevo intenté que mi mirada estuviera despierta para ver más allá de lo que ven mis ojos, y mi mirada se detuvo en una niña, con su ropa rota sentada en la tercera banca de la iglesia, estaba cargando a su hermano de unos dos años, cuando acabó la misa me acerqué y le dije que tenía un regalo para ella, se llama Berta tiene once años ya no va al colegio porque cuida de sus hermanos. Le miré los pies y tenía sus abarcas rotas, busqué en mi armario y había unas zapatillas a estrenar de su número, agarré unos calcetines, me senté en el suelo se los puse junto con los zapatos y me dio un beso, espero que esto de adelantar el lavatorio del jueves santo un domingo cualquiera haga que Dios se sienta un poco orgulloso de mi vida. La
niña es de una comunidad cercana y eso hizo que por la tarde pensara como a los niños del pueblo prácticamente ya los he vestido pero mi gran preocupación desde que llegué aquí es como hacerme presente en las 53 comunidades, cuantos clamores, cuantos hermanos se estarán ahogando tan cerca de mi. En dos años y medio me he volcado con los niños y los jóvenes de Mocomoco, hasta el punto de que los niños de la guardería esos que me encontré desnutridos Ronaldo y Juan Diegoahora hablan como los niños europeos, “esto me gusta, esto no me gusta”, creo que signos como este hablan de que quizás estos niños ya no me necesiten tanto. Hoy veía al hermano de Ronaldo, más pequeño, todavía no camina, y está muy estropeado en comparación con su hermano. ¿qué curiosa esta vida, verdad? El que era desechado e iba a ser vendido a una señora ahora es la envidia de este pueblo. Por eso viendo esta realidad creo que hay que girar el timón y ponerse rumbo a toda vela a las comunidades, y saber hacer un trabajo de campo que detecte donde están las pobrezas más acuciantes, los niños desnutridos, los ancianos abandonados, etc… y después de ver eso hacer programas de acción concretos.
 
Esta semana comenzará de nuevo el curso escolar y ya van llegando las peticiones para el desayuno escolar, creo que hay que corregir muchas cosas, una de ellas es que el desayuno llegue a los niños, y durante los cinco días de la semana. No me gustaría nada que se quedará por el camino a las comunidades como ha ocurrido en años anteriores, no en todas, pero si se analizan los desayunos en las comunidades hay demasiadas irregularidades. Unas de las cosas más difíciles aquí es lograr que las cosas lleguen a su destino, siempre hay algún listo de por medio en esta vida y lo más terrible es que su propia gente parece no conocer eso que se llama la compasión.

Comenzaba este correo diciendo que cuando se acaban los retos se acaba y dejaba puntos suspensivos, creo que se acaba la ilusión por hacer las cosas, y la vida cae en manos de la señora rutina, y no se a ti pero a mi me mata poco a poco y me quita la fuerza interior, supongo que tal vez vaya en la forma de ser de cada uno, yo quizá tenga que ver la pobreza y acudir a remediarla, o posiblemente uno esté necesitado de experiencias vitales de vida-muerte. Cuando empiezo a sentir que faltan esas experiencias pienso que hay que ir más a la frontera, más a la periferia, o acaso sea como decía san Agustín la inquietud del corazón. Sea lo que fuere, creo que uno tiene que tener la capacidad de crear nuevos retos sino quiere morir por dentro, y esto por suerte no tiene nada que ver con la edad.


Una semana después de escribir este correo me encontré con una experiencia que viene a decirme que efectivamente hay que dar un giro de 180 grados a esta misión. Había acabado la misa y como siempre bajo a dar la bendición con agua y me detengo en una niña que tenía la cara inflamada y uno de los ojos apenas se le podía ver, yo le dije a la mamá que se echaran a un lado les pregunté que si el papá le había pegado, me dijo que no, que hace un mes la cara se hinchó le salía pus de la nariz y de la cara. Había ido al médico de Mocomoco y le había sacado con una jeringa pus de la nariz pinchándole en el entrecejo y le dijo que se fuera que se iba a curar. Lo más gracioso de estos matasanos es que mandan a la gente así de tranquilos a sus casas, no quiero ahora contar los casos de personas que han muerto por negligencia de estos asalariados. ...en la selva boliviana.Sigamos, la madre y la niña, Albertina, son de una comunidad lejana, son muy pobres no tienen dinero, además tiene seis hijos más. Yo la agarré y me las llevé a las dos al hospital de los italianos a mitad de camino a La Paz. El médico italiano me dice que el ojo de la niña está muy mal que veremos si lo salva. Una semana después he recogido a la niña y está muy bien, pero pienso en la cantidad de casos que se me escapan y que sólo Dios sabe lo que está pasando. Ahora ando intentando salvar de nuevo a un par de gemelos porque ya sabemos que uno va a desaparecer sino intervenimos rápido, ojalá que ya no sea demasiado tarde como en tantas ocasiones.
 
Estoy mandando tres fotos, una de la niña Albertina ya curada, otra de la pareja de bandidos Juan Diego y Ronaldo que han estado juntos en Mocomoco una semana, y otra de un niño tomada recientemente, un niño de las comunidades con su ropa rota y su mirada triste. Supongo que acciones en favor de niños como estos justifican mi estancia en esta misión en la que la soledad es el cuchillo helado que te parte el alma, en la que predicar la Palabra de Dios es como la semilla que cae en el desierto, en la que día a día ves que nadie parece querer salir de su estilo de vida, un estilo de vida que no gira en torno al ciclo campesino sino en torno a las fiestas en las que se tome alcohol hasta perder el sentido. Muchas veces me pregunto porqué se fueron de aquí las Hijas de la Caridad y supongo que quizás vieron que no había nada que hacer, o quizás vieron lo que yo he visto, que la religión católica aquí no ha entrado o al menos no han entendido que significa ser cristiano. Sino fuera por mi leal escudero Juvenal, un chico de 16 años que me ayuda en lo que le pido el resto sólo se mueve por dinero y sólo si es un trabajo no muy duro, pues cuando le pido trabajos físicos, pagados claro, no los quieren. Entiendo a los sacerdotes que al final venían sólo el domingo a celebrar la misa y se volvían a la ciudad. Por eso, y no voy a poner más ejemplos, optaré este año por centrarme en las necesidades de las comunidades en especial en las necesidades de los niños.

Que Dios les bendiga
Diego J. Plá cm
“Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”
diego_pla@hotmail.com