54 Mocomoco, 27 de mayo de 2007

 

En la salud y en la enfermedad… segunda parte

 
Estos últimos meses de nuevo mi vida ha estado asociada al tema de la salud, tanto es así que se han vivido momentos de vida y de muerte. Creo que aunque estuviera aquí siglos no lograría acostumbrarme a ver las cosas que pasan. Y no es que le salga a uno el carácter español, es que a veces ante la impotencia lo único que te queda es la queja o el grito de rabia frente a la injusticia. A continuación van tres casos como muestra.
 
Visité la comunidad de Chiñisco y aproveché para ver a la familia de la mamá que había muerto al dar a luz a una preciosa niña a la que ayudamos con leche. Al sentarme con el papá a hablar el hombre se me pone a llorar contando lo que ha sufrido su mujer. La mamá dio a luz pero no pudo expulsar la placenta que se le quedó adherida, el marido la agarra y camina con ella en brazos dos horas por las montañas, cuando va a llegar la ambulancia se rompe y se queda plantada, en esto montan a la señora en una carretilla de las obras y la llevan así otras dos horas hasta que pasa una moto y ahí la montan hasta Mocomoco. En el pueblo debería de estar la otra ambulancia, último modelo donación del exterior, pero no está porque los que manejan la han roto. Menos mal que había un particular y la pueden trasladar hasta el hospital más cercano donde ya llega casi muerta y no pueden hacer nada por ella.
 
La joven Ninfa de dieciocho años estaba embarazada de nueve meses y tres semanas y yo le dije que era hora de ir al médico. Fue al hospital público que es lo más parecido a una carnicería o reunión de incompetentes que juegan a ser médicos. El médico le dijo que todavía debería de esperar un mes más, por eso tomé la decisión de llevármela a una clínica privada de La Paz, le hicieron una ecografía y claro dicen que hay que hacer cesárea porque la placenta se está calcificando. La chica dice que prefiere tener el bebé cerca de su casa en El Alto. Resumiendo ha tenido que pasar una semana más, el bebé nació con “forces” y le han dañado la cabeza, de hecho no le dejaron ver al bebé hasta pasados tres días. Pero bueno, parece que todo se va arreglando.
EFRAIN
 
 
A mi vuelta de La Paz llegué a la tarde después de que se había levantado el bloqueo que nos tuvo paralizados durante tres días. Después de la misa me dicen que la camioneta de la alcaldía ha volcado y que hay tres personas que están muy graves, yo pensé tres personas y una ambulancia que se va a romper, por eso corrí al hospital sólo había una enfermera los dos médicos se había ido a una reunión a la ciudad, la señora que peor estaba era la mamá de Ramiro el joven al que le pagamos la universidad, la señora tenía abierta la cabeza, todo el cuerpo golpeado y el bebé de ocho meses que llevaba en su vientre no daba señales de vida. La señora llevaba en el hospital de Mocomoco tres horas y lo único que le habían hecho era ponerle un suero. Yo le digo a la enfermera que me la llevo, bajo los asientos del coche, meto la camilla y junto con la enfermera rumbo al hospital más cercano. El bebé efectivamente estaba muerto y la señora iba camino de ello por lo que deciden de llevarla a La Paz. Tardaron tres días en sacarle al bebé y dos semanas en hacer algo con las costillas y los múltiples golpes que tenía, pero gracias a Dios sigue viva.
 
Lo que llama la atención aquí es el nivel de lentitud con que se hacen las cosas y lo poco que importa la vida, pero lo más terrible es que en cuestión de salud lo primero que miran es el bolsillo, si hay plata te atendemos sino reza lo que sepas. Cada día entiendo más que la gente se acerque a mí para que les de la unción de enfermos, mucha gente me pide que les toque porque dicen que les curo. Hoy mismo era tanta la gente que me rodeaba para que les tocara y les diera la unción que los propios catequistas pedían que no se acercara más gente, de hecho acabé con los oleos que llevaba. Hay ancianos que recorren horas para que les imponga las manos, tienen fe en que les puedo curar. Es una experiencia muy extraña porque que vengan los ancianos lo puedo entender, pero los papás me traen a los niños, es mucha la fe que tienen en que puedo curarlos y yo a veces pienso que tengo menos fe que ellos.
Celebración Comunitaria en la Comunidad de  WILACALA.
 
 
Durante estos dos últimos meses hemos estado visitando todas las comunidades que hemos podido, estamos realizando un censo parroquial para detectar más a fondo las pobrezas que hay en la parroquia. Y estamos descubriendo situaciones de extrema pobreza que desconocíamos por entero. Cuando acabemos de visitar todas las comunidades haremos un proyecto de ayuda para los más necesitados a nivel de salud y de alimentación.
 
Visitamos las comunidades de la frontera del Perú, doce horas para una misa y yo de nuevo pensaba por el camino que en ese tiempo me recorrería media España. Claro que en vez de autopistas uno va por caminos sin nombre, es agotador.
 
Por último dos noticias, estamos construyendo dos capillas y una iglesia con subvención de Alemania, esta es otra lucha para que llegue todo el material a su destino y no se pierda nada por el camino.
 
La noticia triste es que el padre Fernando después de un año y dos meses se regresó a la Argentina, por un lado se sentía muy solo y por otro porque trabajar aquí con esta gente y en estas condiciones se le hizo muy difícil. Se le extraña porque era un joven sacerdote con mucha ilusión y con una gran alegría.
RONALDO es todo un caracter españól, según dicen los que le conocen.
 
 
Y casi se me olvida contar de los bebés, Juan Diego está de visita a Italia, Ronaldo está muy grande y según la gente dicen que tiene carácter español, y el pequeño Efraim ya está en seis kilos, pero tenemos mucha pena porque su papá ha pedido que se de en adopción, se que es lo mejor para él, pero después de cuatro meses con nosotros uno le agarra cariño a este pequeño sobre todo después de haberle salvado la vida. Su abuelo me decía que el niño de no ser por nosotros estaría muerto y que ahora que está bien no quiere que vuelva a sufrir al campo. Cuando he escuchado esto por un lado me he alegrado porque se que le va a esperar un vida buena pero por otra no volveré a escuchar su llanto ni ver su carita sonriente cuando le hacía caricias. Porque es cierto que se reconoce el llanto entre los otros llantos, ya sea Efraín o Ronaldo cuando lloran en la guardería se que son ellos. Pero se que aunque duela mi función es salvarles la vida para que otros puedan criarlos.
 
Que Dios les bendiga
 
Diego J. Plá cm
 
Diego_pla@hotmail.com