Navidad 2007, San Pedro de Mocomoco (Bolivia)

Desde hace tiempo se nos recuerda que la navidad está ya aquí en nuestras vidas, pero difícilmente escucharemos el verdadero mensaje que nos trae la navidad, su esencia, lo que representa y porqué se celebra un acontecimiento así desde hace más de dos mil años interrumpidamente. Muy a menudo me pregunto cómo transmitir un mensaje de vida cuando uno está rodeado cada día de muerte de bebés inocentes, de jóvenes que se suicidan, de maltrato a la mujer y a la familia, de tanta injusticia hacia los más débiles que en esta tierra difícilmente encontrarán su parte de justicia en sus vidas.

En Bolivia vivimos tiempos difíciles, un país partido en dos con sangre y violencia entre hermanos en las calles, donde parece que el diálogo se marchó a vivir lejos de aquí. Pero sé que cuanto más difícil sea la situación ahí es cuando hay que salir afuera y gritar con fuerza que nuestro Dios va a nacer en pobreza para estar cerca de nosotros, que nuestro Dios pobre y humilde nace cada año para que de nuevo nazca la esperanza en nuestro corazón, para que sigamos luchando por un mundo mejor, sembrando cada día a lo largo del año la escucha, el diálogo, la paz tan ansiada y por supuesto la justicia y la igualdad entre los hijos de Dios.
... y como una madre para los niños...
Hace unas semanas en una visita a una comunidad tomé esta fotografía en la que Dios me hablaba como lo hace siempre y me decía: esta mujer que rodea con sus brazos a su hija soy yo que te abrazo y te cuido, te sonrío para que no tengas preocupaciones ni miedos, yo voy a cuidar de ti mi pequeña criatura débil e indefensa.

Yo quiero seguir sus palabras y ser como una madre para los niños que tengo en la misión, poder llevarles palabras de vida y esperanza, ofrecerles una navidad en medio de la pobreza, un plato de comida esa noche, unos villancicos que nos alegren, y un pequeño regalo que arranque una sonrisa de sus rostros.

En sus corazones y en sus manos de madre mis queridos hermanos españoles están la posibilidad de que la vida, la esperanza y la alegría crezca en medio de la muerte y el silencio. De que un año más podamos seguir haciendo milagros cada día: el milagro de un desayuno con pan y leche, de una comida con un pedazo de carne, de un juguete, de unos zapatos, de un futuro libre de la ignorancia, de tantas realidades con un poquito de generosidad, de… hacer realidad el verdadero mensaje de la Navidad.

Que el Niño Dios les bendiga cada día de su vida. ¡Feliz Navidad!

P. Diego J. Plá Aranda cm
Misionero paúl en Bolivia.