61 Mocomoco, 18 de febrero de 2008

Estos meses de enero y febrero en la misión son unos meses que se salen de lo común del resto del año. La época de lluvias hace que todas las actividades se detengan, pues de nuevo aquí en el altiplano, en la zona montañosa los derrumbes se suceden, claro que peor lo pasan en el oriente.


Este año las inundaciones han sido tan fuertes que el gobierno ha declarado la situación como desastre nacional. Eso sí la ayuda española llegó hace unas semanas, mientras que el gobierno aquí ha pedido un mes para evaluar daños. Tres de los nueve departamentos están inundados. Hace unos días en una entrevista en televisión una señora decía que estaban cansados de sufrir. Ciertamente están viviendo en tiendas de campaña, prácticamente sin comida, y en definitiva en una situación muy lamentosa pues las enfermedades ya están apareciendo. Luego la comida ha subido un 200 por cien, ahora que tengo que abrir la guardería de nuevo me he quedado sorprendido de los precios. Es curioso que los desastres naturales golpeen siempre a los países más pobres, quizá porque la infraestructura sea muy precaria y de hecho eso favorezca que el desastre sea mayor.

En estos meses me he dedicado a terminar de arreglar la parroquia, centrándonos en la parte exterior tratando de darle un aire distinto, en este caso el aire viene del oriente, de la zona que se llama la chitinanía, del departamento de Santa Cruz, los dibujos los hemos copiado de las iglesias que allí existen desde el tiempo de las reducciones jesuíticas, seguro que han visto la película de la misión.



La idea es darle un toque más alegre a la parroquia, más vivo, los habitantes del lugar me dicen que les gusta, que es un recuerdo que quedará mío ahí para siempre, eso me hace gracia pues me gustaría que me recordaran como alguien que ayudó a la infancia, a salvar vidas, etc… y no por unas pinturas.

Ahora comienza el nuevo curso escolar y este año en la parroquia quiero seguir planteando nuevos retos, aún con el riesgo a fracasar, pero creo que no hay mayor fracaso que no intentar. En este año quisiera centrarme más en la evangelización y en los proyectos sociales, pero cambiándole la óptica, es decir no sólo buscar la promoción de las personas a las que se ayuda sino que esas personas sean agentes de ayuda a su prójimo.


Cómo decirlo, es tan difícil trabajar sabiendo que el que está a tu lado te quiere engañar, o aprovecharse todo lo que pueda. Cada día estoy más convencido que el cambio no viene por la cantidad de ayuda que se reciba sino por el cambio del corazón, el cambio moral, nuevas personas con una nueva escala de valores.

Después de tener asegurado el catecismo de niños y adolescentes, creo que hay que dar el salto a los adultos y que mejor que empezar por las mujeres, ese colectivo tan sufrido y golpeado en nuestra misión. Vamos a intentarlo, eso sí poco a poco y paso a paso.

Durante un mes he seguido la evolución desde España del pequeño Eric, el hijo de Bakarne y Jhonny, cuando me llamaron y me dijeron que se moría sentí una pena muy grande en el corazón, porque Bakarne y Jhonny son una pareja tan bonita por dentro y por fuera, que durante estos años han luchado tanto y tanto en tantos hospitales para que el pequeño Eric saliera adelante, que nos han dado un gran ejemplo de lucha constante por aquello que se ama. A veces la vida parece tan injusta, o tan difícil de entender los planes de Dios…


Yo llevo dos años criando a Ronaldo y lo quiero como a mi hijo, por eso no quiero saber el dolor que han pasado esta pareja al perder a Eric. Quizá sea verdad que los ángeles nos visitan pero se quedan poco tiempo con nosotros. Por eso esa tarde me fui al hogar donde había dejado a Efraim y a Anita, necesitaba ver a niños que se han escapado de la muerte, y la alegría fue ver a Efraim más blanco que yo, sano y con el billete de ida a Dinamarca, y la risa me la sacó Anita, está enorme, debe de tomar muchos biberones, supongo que habrá que llamarla Anita la grande.

Desde aquí quisiera mandar un beso con el corazón a Bakarne y a Jhonny.

Que Dios les bendiga

Diego J. Plá cm

“Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada”

Diego_pla@hotmail.com